Resumen ejecutivo

El sistema océano-atmósfera del Pacífico ecuatorial se ha caracterizado por una fuerte variabilidad intraestacional durante los meses más recientes. A partir de enero se registró un aumento significativo de la temperatura superficial del mar (TSM) en el Pacífico ecuatorial central (región Niño 3) y junto a la costa de América del Sur (región Niño 1+2). Este calentamiento estuvo asociado a la propagación de una onda Kelvin en el borde inferior de la capa oceánica superficial, que fue generada a mediados de diciembre de 2001 por un intenso pulso de viento del Oeste en el Pacífico ecuatorial occidental. A su vez, éste fue la manifestación local de un núcleo de nubosidad convectiva intensa que se propagó hacia el Este desde el océano Indico como parte de una perturbación de carácter intraestacional (oscilación de Madden-Julian). El calentamiento fue particularmente intenso en la costa norte de Perú y sur de Ecuador durante marzo y abril, registrándose fuertes precipitaciones asociadas al desarrollo de nubosidad convectiva intensa.

Hasta principios de abril el Pacífico ecuatorial presentó evidencias significativas del desarrollo de un evento El Niño, en concordancia con lo anunciado por la mayoría de los modelos de pronóstico. Se esperaba además que el calentamiento en el océano se tradujera en un debilitamiento de los vientos alisios, contribuyendo por esa vía a un proceso de realimentación positiva que eventualmente aceleraría la transición hacia un evento cálido.

Sin embargo, los vientos alisios no se debilitaron y por lo demás no se registraron nuevas ondas Kelvin que permitiesen mantener las anomalías positivas de TSM. A partir de la primera semana de abril se observó un rápido debilitamiento de las anomalías positivas de TSM en las regiones Niño 3 y Niño 1+2, hasta alcanzar a fines de ese mes una condición térmica cercana al promedio climatológico, lo que significó una brusca interrupción de la transición hacia un evento El Niño que se venía produciendo hasta entonces.

A partir de la segunda semana de mayo los vientos alisios se debilitaron masivamente, en forma casi simultánea en todo el Pacífico ecuatorial, tanto a nivel de superficie como en 850 hPa. Se trata de un evento bastante singular, que no tiene un equivalente desde el término del evento El Niño 1997-98, y que produjo un inmediato fortalecimiento de las anomalías positivas de TSM en el Pacífico ecuatorial, particularmente en los sectores central y occidental.

Aunque la mayoría de los modelos de pronóstico de TSM continúan anunciando el desarrollo de un evento cálido de intensidad moderada durante el 2002, la evolución de las actuales condiciones anómalas en el Pacífico ecuatorial es bastante incierta, teniendo en cuenta el importante rol que hasta ahora han tenido las fluctuaciones de carácter intraestacional (que no son pronosticadas por los modelos). De todos modos, una evolución sostenida hacia un evento cálido podría ocurrir si se desarrolla un fuerte acoplamiento entre la atmósfera y el océano en el Pacífico ecuatorial, como consecuencia del debilitamiento de los vientos alisios en mayo. Ese acoplamiento no ocurrió luego del calentamiento del Pacífico ecuatorial en los meses de febrero y marzo (de hecho lo vientos alisios no se debilitaron como resultado de ese proceso).

A la fecha de este boletín los alisios estaban recuperando su intensidad normal, y por lo tanto durante las próximas dos o tres semanas éstos no deberían ser un factor importante en la persistencia de las actuales anomalías térmicas positivas en el Pacífico ecuatorial. Sin embargo, la existencia de aguas anormalmente cálidas en niveles sub-superficiales a lo largo del Ecuador podrían contribuir a mantener esta condición también en la superficie.

 

Sistema océano-atmósfera en el Pacífico ecuatorial


Se describe la evolución de las variables atmosféricas y oceánicas que son particularmente relevantes en el seguimiento de las condiciones del sistema océano-atmósfera del Pacífico ecuatorial.

OSCILACION DEL SUR


La Fig. 1 muestra la evolución del índice de Oscilación del Sur, definido como la diferencia normalizada de valores de presión (a su vez normalizados) entre Tahiti y Darwin. Se advierte una tendencia negativa predominante desde enero pasado. A partir de marzo el IOS entró en la fase negativa, siendo el valor de mayo (-1.2) el mínimo observado desde abril de 1997 (-1.9), durante la fase final del evento El Niño 1997-98. Al examinar la evolución de las presión en ambos sitios, se advierte que aunque en Darwin ha predominado una anomalía positiva de presión desde diciembre pasado, lo cual es característico de la fase negativa de la Oscilación del Sur, en Tahiti se registró una anomalía positiva en mayo, lo cual no ocurría desde diciembre pasado. La anomalía negativa de presión durante mayo en Tahiti es consistente con un debilitamiento generalizado del borde oriental del anticiclón del Pacífico sur, que se revela en anomalías negativas de una magnitud superior a una desviación estándar en las estaciones costeras las zonas norte y central de Chile (-1.0 en Arica; -1.2 en Iquique; -1.7 en Antofagasta; -1.4 en La Serena; -1.8 en Valparaíso; y -1.9 en el la isla Juan Fernández).

 

NUBOSIDAD CONVECTIVA


La Fig. 2 muestra la evolución de las anomalías de radiación infrarroja emergente a lo largo del Ecuador (5°N- 5°S). Valores negativos de las anomalías de RIE indican la presencia de nubosidad convectiva particularmente intensa, mientras que los valores negativos representan una nubosidad convectiva menos intensa que el promedio climatológico. Se hace notar la ocurrencia de 3 episodios de propagación de nubosidad convectiva desde el océano Indico hacia el Pacífico occidental, que se asocian a perturbaciones de escala intraestacional en el océano Indico y el Pacífico ecuatorial occidental (oscilación de Madden-Julian). El primer episodio ocurrió entre noviembre y diciembre de 2001, el segundo, de una intensidad relativamente menor, entre enero-febrero de 2001 y el más reciente durante mayo. La llegada del núcleo de nubosidad convectiva a la región vecina a la línea de la fecha (180°) estuvo asociada el desarrollo de pulsos de viento del Oeste en el Pacífico ecuatorial occidental, particularmente durante los dos primeros eventos.

 

VIENTOS ALISIOS


La Fig. 3 muestra la intensidad de los vientos del Este a un nivel de 850 hPa (unos 1500 m sobre el nivel del mar) sobre el Pacífico ecuatorial. Se advierte la ocurrencia de episodios de debilitamiento del flujo del Este en la región 160°E - 150°W, en diciembre, febrero y mayo. El que se desarrolló en mayo fue considerablemente más masivo que los anteriores, advirtiéndose también su efecto en la región 150°W - 100°W, y en el promedio de toda la región ecuatorial entre 160°E y 100°W.

El comportamiento anómalo de los vientos alisios se advierte también en la evolución de la componente zonal (E-W) del viento cerca de la superficie, de acuerdo a las observaciones realizadas por la red de boyas del programa TAO-TRITON de la NOAA. En la Fig. 4 se advierte la ocurrencia de un fuerte pulso de viento del Oeste en el extremo occidental del Pacífico ecuatorial en diciembre, y otro de menor intensidad en febrero. Ambos se asocian a una intensificación de la nubosidad convectiva en esa región, asociados a ondas de Madden-Julian. Se advierte también el fuerte y extenso debilitamiento de los vientos alisios durante mayo.

 

TEMPERATURA DEL OCEANO EN EL PACIFICO ECUATORIAL


La Fig. 5 muestra la distribución de las anomalías globales de temperatura superficial del mar (TSM) a principios de junio de 2002. Pese a la intensificación reciente de las anomalías positivas de TSM en el Pacifico ecuatorial, la estructura general del campo de anomalías térmicas en la cuenca del Pacífico dista mucho del patrón clásico que se presenta durante un evento El Niño. En particular, las anomalías positivas de TSM a lo largo del Pacífico ecuatorial están restringidas a una franja relativamente angosta, y parecen asociarse principalmente a una menor surgencia ecuatorial. Por otra parte, en la región subtropical del Pacífico ecuatorial occidental predominan anomalías térmicas positivas en ambos Hemisferios. Durante un evento El Niño estas regiones son más frías que el promedio climatológico.

La Fig. 6 muestra la evolución de las anomalías de TSM en las regiones Niño 4, Niño 3.4, Niño 3 y Niño 1+2 del Pacífico ecuatorial. Entre enero y abril se registró un significativo calentamiento, particularmente en las regiones Niño 3 y Niño 1+2, cual se asoció con la fase inicial del desarrollo de un evento El Niño. Este proceso fue condicionado principalmente por la propagación de una onda Kelvin en el Pacífico ecuatorial (Fig. 7), que fue generada por un fuerte pulso de viento Oeste en el Pacífico ecuatorial occidental durante diciembre (Fig. 4). Sin embargo, durante abril se registró una brusca interrupción del calentamiento, volviendo la TSM a una condición cercana al promedio climatológico en las regiones Niño 3 y Niño 1+2. La situación volvió a cambiar durante mayo, cuando los vientos alisios experimentaron un fuerte debilitamiento que tuvo un efecto inmediato sobre la TSM, advirtiéndose un significativo aumento de las anomalías positivas (Figs. 6 y 7). A la fecha de este informe se registraban anomalías superiores a 1.0°C en toda la región ecuatorial entre 170°E y 110°W (Fig. 7). La disminución de la surgencia ecuatorial asociada a los vientos relativamente débiles también ha tenido un impacto en la termoclima, que se ha profundizado durante las semanas más recientes en la región ecuatorial al Este de 180°. Esto se manifiesta en el desarrollo de anomalías positivas de la profundidad de la isoterma 20°C (Fig. 7)

La Fig. 8 muestra la estructura de la temperatura sub-superficial a partir de las observaciones del sistema de boyas en el Pacífico ecuatorial (programa TAO/TRITON). A la fecha de este boletín se aprecia un predominio de anomalías positivas, las cuales alcanzan valores superiores a +3.0°C a unos 50 m de profundidad entre 110°W y 120°W. El significativo aumento de las anomalías térmicas positivas que se observa en comparación con la situación registrada un mes antes se asocia al debilitamiento los vientos alisios y de la surgencia ecuatorial asociada. De todos modos, se advierte que las condiciones térmicas sub-superficiales son favorables para que al menos se mantengan las actuales anomalías térmicas positivas durante las próximas semanas.

 

Perspectivas futuras


Desde principios de año la mayoría de los modelos de pronóstico de la temperatura superficial del mar del Pacífico ecuatorial indicaban que debería producirse una transición hacia un evento cálido durante el 2002. El sostenido calentamiento de las aguas superficiales en el Pacífico ecuatorial entre enero y abril, particularmente en las regiones Niño 3 y Niño 3.4, sugirió que la transición sería más rápida que lo previsto por los modelos. Sin embargo, éstos fallaron en anticipar la abrupta interrupción en el crecimiento de las anomalías térmicas positivas durante abril (Fig. 6). Luego de este fenómeno, la evolución del sistema océano atmósfera se hizo más incierta. En la Figs. 9 y 10 se muestran los pronósticos más recientes de los modelos acoplados océano-atmósfera del European Center for Medium Range Weather Forecast (ECMWF) y del National Centers for Environmental Prediction (NCEP/NOAA) de EE-UU, para la evolución de la anomalía de TSM en la región Niño 3. Ambos anticipan la ocurrencia de condiciones moderadamente cálidas para los próximos meses, con una leve tendencia negativa en el modelo del ECMWF y positiva en el modelo del NCEP. Los resultados de otros modelos de pronóstico pueden examinarse en el sitio Web www.pmel.noaa.gov/tao/elnino/forecasts.html

En resumen, la mayoría de los modelos de pronóstico continúan anunciando la ocurrencia de condiciones más cálidas que el promedio climatológico durante los próximos meses, aunque con anomalías térmicas de una intensidad relativamente débil. Por otra parte, a principios de junio se observan condiciones favorables para que se mantengan las anomalías térmicas positivas derivadas del masivo debilitamiento de los vientos alisios durante mayo. De todos modos, el actual proceso de transición hacia un evento cálido está mostrando una fuerte influencia de oscilaciones de escala intraestacional, que han provocado inesperados avances y retrocesos en su desarrollo.